Esperanza Marchita

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Los ausentes en el Senado

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Alberto Serdán Rosales, secretario técnico de Propuesta Cívica escribió en el blog Nexos en línea, esta interesante reflexión de la ausencia de representantes de la sociedad civil organizada en el recién concluido debate en el Senado de la República en torno a la reforma electoral necesaria para México. A continuación presentamos su contribución al debate.

Los ausentes en el Senado

Concluyó un foro más de discusión sobre la Reforma Política con la ausencia de organizaciones de la sociedad civil en su convocatoria y deliberaciones. Académicos, “expertos”, legisladores, líderes de partidos y gobernadores se dieron cita en un seminario en el Senado de la República en el que no se permitieron preguntas ni respuestas del público asistente. Los datos fueron sustituidos por adjetivos y especulaciones. A su vez, las necesidades de la ciudadanía fueron interpretadas en alusiones vagas y, en algunos casos, con palabras cargadas de demagogia y cinismo. Entre los participantes muy pocos se percataron de que la voz ciudadana no tuvo espacio.

El “Seminario de Análisis” de la Reforma Política arrancó con 24 sillas en un largo presidium y ninguna se destinó para la sociedad civil. Así se dio la bienvenida al “gran diálogo nacional” en la que “los invitados tienen mucho que decir”. Los ausentes no. En su lugar, durante 432 ocasiones las y los oradores dijeron palabras como “ciudadano/as”, “ciudadanía”, “ciudadanizar”, “cívico/a”. De estas palabras, 72 por ciento fueron mencionadas en las mesas en las que participaron los políticos, el 28 por ciento restante en las mesas donde participaron los “expertos”. La palabra “político/as” las duplica con 973 veces. En las versiones estenográficas, “sociedad civil” sólo apareció 13 veces (la mayoría en sólo dos discursos); en tanto que la palabra “aplausos”, 83.

El distanciamiento con la ciudadanía fue considerable. Mientras que buena parte de la clase política piensa en acuerdos, hay voces ciudadanas que piensan en la reducción del financiamiento público a los partidos (sólo dos ponentes hicieron una alusión marginal al tema), su transparencia y rendición de cuentas; en mecanismos de democracia directa, en el plebiscito, referéndum, la iniciativa ciudadana, revocación del mandato y el valor jurídico del voto nulo; así como en las candidaturas ciudadanas -las cuales fueron desechadas por la mayoría de los expositores por “peligrosas”- y la prohibición de la renuncia a puestos de elección popular. En suma, unos piensan en mantener las cosas prácticamente como están, otros en generar un contexto de competencia, exigencia, rendición de cuentas a los partidos.

Como apuntó Diego Valadés en su ponencia, una reforma que busca mejorar la eficiencia y la celebración de acuerdos, necesariamente beneficia a los gobernantes pero debe aumentar con ello su responsabilidad política. Una reforma que busca mejorar la representación política, necesariamente beneficia a los gobernados y aumentará sus derechos. La primera, busca mejorar el government, la otra, el governance. Es cierto, no puede existir lo segundo sin lo primero; pero no puede aceptarse que en aras de mejorar la capacidad de generar acuerdos, se excluya a la ciudadanía.

Que se incluyan voces ciudadanas debe ser natural en espacios como el Senado, no a petición. El Seminario en el Senado tuvo el mismo formato, los mismos discursos, los mismos ponentes, los mismos políticos y las mismas propuestas de siempre. “Estamos a favor de la participación ciudadana que no desequilibre los poderes constituidos”, sentenció la representante de Nueva Alianza. “No hagamos a los otros, lo que no queremos que nos hagan a nosotros mismos”, añadiría Fidel Herrera un día después. Se entendió el mensaje.

Por su parte, el monólogo colectivo se llenó de adjetivos. Muy pocos datos, evidencias. Nada sobre grupos de enfoque, encuestas (sólo una ponencia hizo uso de ellas), análisis comparados (sólo tres ponencias las emplearon), relaciones estadísticas, ya no digamos sistematizaciones puntuales, relaciones causa-efecto, análisis sociológicos o antropológicos de tipo alguno que sostuvieran los argumentos. Algo que explicaran, basándose en evidencias y no suposiciones o anécdotas aisladas, sobre los límites, consecuencias intencionadas y no intencionadas del decálogo de Calderón. Lo resumió muy bien Carlos Elizondo Mayer-Serra: la ciencia política es lo más alejado de una ciencia exacta cuando se discuten reformas como éstas. Se notó.

La misma propuesta presidencial no ayuda. En ese sentido la argumentación de Diego Valadés fue ilustrativa: “¿Por qué se estimó que es mejor reducir en 100 el número de diputados, y no en 75 ó en 150?, por ejemplo. ¿Cómo se escogió la cifra mágica propuesta? ¿Se hizo algún estudio que se mantiene en secreto? ¿O no se hizo estudio alguno? Ambas cosas serían desconcertantes”.

El senador Manlio Fabio Beltrones despidió el Seminario “con un buen sabor de boca”. Dijo que “tenemos ya materia prima, ahora hay que construir”. El desdén por la ciudadanía y por las evidencias es notable. Sin escuchar a la primera y al obviar la segunda, el senador se declara listo para diseñar la arquitectura política del país. Nada nuevo cuando los intereses personales y de grupo están de por medio. No obstante, luego de solicitudes formales por escrito, el presidente del Senado, Carlos Navarrete, prometió considerarlas en comisiones dictaminadoras y abrir espacios porque “a las senadoras y senadores nos interesa por supuesto saber lo que la sociedad piensa de su forma de Gobierno”. Ojalá así sea.

En cualquier caso, es importante apuntalar la idea de crear una reforma ciudadana para refundar la democracia. Una reforma que atienda las preocupaciones trazadas por diversos grupos y personalidades ante la descomposición de la vida pública de México y el déficit de representación de nuestra clase política (incluso reconocida por varios de los ponentes). En esa tarea será importante promover un acuerdo de entendimiento entre la izquierda y la derecha cívicas para avanzar en reformas que empoderen a la ciudadanía, abran espacios para su participación, rompan con el monopolio de los partidos y los obliguen a mejorar: todo aquello que los ausentes no pudieron decir en el Seminario pero que se las ingeniarán para que su voz sea escuchada en el futuro. Aunque no les guste.

Alberto Serdán Rosales. Secretario Técnico de Propuesta Cívica, A. C.

¿Por qué excluir a los ciudadanos de la discusión sobre la reforma política?

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Ante la ausencia de la sociedad civil en la convocatoria y en los foros de discusión sobre la Reforma Política en el Senado de la República celebrados los días 25 y 26 de enero de 2010, ciudadanos organizados por la Reforma Política Ciudadana, expresamos:


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México, D.F., 25 de enero de 2010

COMUNICADO DE PRENSA

El día de hoy iniciaron los foros de discusión sobre la Reforma Política en el Senado de la República.

Ante la ausencia de la sociedad civil en la convocatoria, ciudadanos organizados por la Reforma Política Ciudadana informamos que:

1.- Es indispensable que los políticos den una señal de que están dispuestos a gobernar para los ciudadanos y no para sí mismos. Por ello exigimos que se modifique el artículo 41 de la Constitución para que el financiamiento público a los partidos se calcule multiplicando el número total de votos válidos emitidos para un partido o coalición en la elección inmediata anterior en lugar del “número total de ciudadanos inscritos en el padrón electoral”, como dice actualmente.

2.- Urge incorporar a los partidos políticos como sujetos obligados de la Ley de Transparencia y Acceso a la Información Pública. Además, que se sometan a las mismas reglas de adquisiciones que quienes reciben dinero público ya que hoy en día no tienen que concursar ni licitar ninguna compra.

3.- Tanto el poder legislativo como los gobiernos estatales y municipales deben rendir cuentas del ejercicio de los recursos públicos y de los resultados que tiene su desempeño como autoridades. Hoy en día es imposible conocer en qué y cómo gastan. La reelección es sin duda un incentivo para que cumplan sus compromisos y administren con cautela, pero requerimos mecanismos reales que nos permitan conocer esa información para evaluarlos antes de premiarlos.

Finalmente, preguntamos a los Senadores ¿porqué excluir a los ciudadanos de la discusión? ¿cómo pretenden hacer una reforma ciudadana sin ciudadanos? Es lamentable que en estas discusiones se hable en nombre de la ciudadanía pero no se le convoque a dialogar y a presentar sus propuestas.

Responsables: Maité Azuela, Alberto Serdán y Andrés Lajous.

Boletín de prensa en formato pdf

La ANCA ante la reforma política

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Alberto Serdán Rosales, Secretario Técnico de Propuesta Cívica, discute el papel de la Asamblea Nacional Ciudadana en el proceso de reforma política que está por ser discutida en el Congreso de la Unión. Se transcribe su colaboración, publicada en el blog de Reforma, Desde el Congreso. Espacio del e-lector, el 19 de enero de 2010.

La ANCA ante la reforma política

Por Alberto Serdán

Hoy, “exigir” al gobierno no es suficiente para que la democracia funcione. Se requiere de la construcción de una ciudadanía que además de exigir genere propuestas y participe activamente en los asuntos de interés público. El éxito de cualquier reforma política necesita de una ciudadanía fuerte que vigile al poder representativo y tenga las capacidades para hacer valer su voz y su opinión en las decisiones públicas.

Entre las características de la promoción del voto nulo en 2009 se encontró el hartazgo de una disociación entre el mundo que toma decisiones –cotidianamente llamada clase política– y el de una mayoría espectadora de la descomposición de esa clase dominada por cuotas e intereses particulares y partidistas. De fondo, la incapacidad de esta clase para garantizar el ejercicio de derechos (tanto civiles y políticos como económicos, sociales, culturales y ambientales), así como de mejorar las condiciones de vida de todas y todos los mexicanos en un marco de transparencia y rendición de cuentas, de igualdad sustantiva, democracia sustantiva y un estado democrático de derecho.

En este contexto, grupos que promovieron el voto nulo (como “Esperanza Marchita”, “Para políticos nulos, votos nulos”, “Vota por Papanatas”, “Voto Blanco” y “Tache a Todos” –por citar sólo algunos) conformaron la Asamblea Nacional Ciudadana (ANCA) y pasaron de la protesta a una propuesta mínima de tres ejes básicos: i) el establecimiento de mecanismos de democracia directa como el plebiscito, el referéndum, la revocación del mandato, la iniciativa ciudadana y el valor jurídico del voto nulo; ii) el establecimiento de las candidaturas independientes y; iii) la reducción del financiamiento de los partidos, su transparencia y rendición de cuentas.

De manera activa, en los últimos meses la ANCA promovió la campaña ¡Ya Bájenle! que se propuso modificar la fórmula para el cálculo del dinero que se entrega a los partidos políticos, con el propósito de que sean los votos válidos, y no el padrón electoral, lo que determine su financiamiento. En este sentido, hay en puerta una iniciativa de reforma constitucional pendiente de aprobación en la Cámara de Senadores –también en la de Diputados y el resto de los Congresos Estatales– por lo que las movilizaciones (incluyendo en Twitter y Facebook) continuarán hasta lograr este objetivo.

En tanto, el próximo 30 y 31 de enero la ANCA llevará a cabo su 4a Asamblea en Monterrey, Nuevo León, donde se discutirá, además de los tres ejes, su postura respecto de los próximos procesos electorales en 2010, así como las propuestas que no fueron retomadas en la reforma política presentada por Felipe Calderón. Asimismo se debatirá la posición de la ANCA respecto de la reelección y, lo más importante, se definirán estrategias para lograr que la ciudadanía, efectivamente, forme parte de todas estas discusiones y no se quede al margen.

En el reconocimiento de errores propios de la sociedad civil organizada (como el de creer que con la alternancia los gobiernos responderían a las agendas ciudadanas), existe una genuina preocupación para no dejar solos a los políticos sin una vigilancia estrecha y sin canales para una efectiva participación ciudadana. No podemos darnos el lujo de dejarlos solos otra vez en sus discusiones y debates, de dejarlos solos en la discrecionalidad y opacidad de sus negociaciones y, por lo tanto, de las decisiones que nos afectan. Por eso, habrá grupos ciudadanos como la ANCA que promoverán y exigirán procesos abiertos, incluyentes, participativos y transparentes: los políticos no estarán solos, aunque no les guste.


Posición de la Asamblea Nacional Ciudadana frente a la iniciativa de reforma política del presidente Felipe Calderón

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El pasado martes, Felipe Calderón presentó diez propuestas de reforma política al Congreso de la Unión. Algunas son parte de los 3 acuerdos iniciales que integró a quienes llamamos a la anulación intencional del voto durante las pasadas elecciones y dieron origen a la Asamblea Nacional Ciudadana ANCA y fué llevada al Palacio Legislativo de San Lázaro el 1 de Septiembre de este año.

La Asamblea Nacional Ciudadana desea manifestar su posición mediante este comunicado.

1. Entre las propuestas presentadas por el ejecutivo, se encuentran las candidaturas independientes, la iniciativa ciudadana y una modalidad de referéndum. Sin duda propuestas que de llevarse a cabo ayudarían a incrementar las capacidades ciudadanas que una democracia moderna requiere.

2. Reconocemos también que algunas de estas propuestas fueron retomadas por distintas fuerzas políticas, y establecidas como parte de la agenda legislativa de los partidos el 1 de septiembre como el PRD, PT, Convergencia y el PAN. Además, el debate que generó el voto nulo en las pasadas elecciones involucró a segmentos importantes de la ciudadanía, intelectuales, periodistas, académicos, organismos ciudadanos y empresariales; por ello, ANCA considera que la propuesta que envió el ejecutivo debe discutirse ampliamente por todos los actores, no debe quedar en el ámbito de congreso, ni de los partidos políticos.

Demandamos una amplia consulta ciudadana, ANCA estará vigilante que la propuesta del ejecutivo sea realmente discutida por todos y que se traduzca en una verdadera reforma electoral y política que le transfiera poder real a los ciudadanos. Una verdadera reforma que permita que los procesos electorales en el futuro se traduzcan en gobiernos eficientes, honestos y que promuevan el desarrollo económico de México. Una democracia en la que ciudadanos y políticos construyamos juntos el proyecto de país.

3. Las y los integrantes de la ANCA abriremos la discusión pública, para que en el conjunto de propuestas de reforma política que se han planteado hasta el momento, también se incluyan:

i) valor jurídico del voto nulo y la abstención, ii) la integración de las figuras de plebiscito, referéndum, iniciativa popular y revocación del mandato en la Constitución de la República, iii) establecer mecanismos efectivos de vigilancia y participación ciudadana, iv) garantizar la transparencia y rendición de cuentas de partido políticos y órganos de gobierno.

4.Convocamos a todos los ciudadanos, organizados y de forma individual que haga suyo este debate, las reformas para transferirle mayor poder al ciudadano no debe quedar en manos de los políticos: esta oportunidad es de todos. La Asamblea Nacional Ciudadana ha demostrado que se puede pasar de la protesta a la propuesta. Se puede anular el voto para protestar, y provocar propuestas de reforma política. Se puede exigir la reducción del presupuesto de los partidos, diciendo ¡Ya Bájenle!, e iniciar un proceso legislativo para lograrlo. Ahora, nos queda activarnos para que esta discusión sea de todos.

Es vital para la democracia que además de partidos políticos existan ciudadanos al margen de los mismos para ser un contrapeso real que haga posible vigilarlos, controlarlos, reconocerlos o echarlos.

Asamblea Nacional Ciudadana
16 de diciembre del 2009

¿Dónde está el poder?

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Por Andrés Lajous

El Universal, 3 de diciembre de 2009

Hace un par de años el filósofo Slavoj Zizek publicó un controvertido texto en una revista inglesa: “Resistir es rendirse”. Era una larga crítica a las izquierdas en el mundo, pero en particular a un sector de la izquierda internacional que tomó como lema una idea proveniente del neozapatismo mexicano: “Cambiemos el mundo sin tomar el poder”.

Esta es una idea atractiva no sólo para quienes se consideran de izquierdas, sino para cualquiera que desconfíe del ejercicio del poder y de sus representantes. Es una idea que deja implícito que el problema es el poder mismo, no sólo quien lo ejerce. A Zizek, semejante desconfianza, pero sobre todo sus implicaciones en la acción política, le parecen un despropósito. Para él, cualquier iniciativa política seria tiene que tener como objetivo tomar el control del Estado, no sólo resistirlo y rendirse.

Hay algo atractivo en el razonamiento de Zizek: renunciar por completo al ejercicio del poder suena a perder causas que a uno le interesan. El problema de su argumento es que peca de conceder el mismo supuesto que concede la máxima neozapatista. ¿Acaso el poder sólo reside en las instituciones centrales del Estado? Si no sólo reside en esas instituciones, ¿dónde está?

En México hemos vivido en los últimos 20 años un proceso de ciudadanización. No sólo nos reconocemos como individuos privados, integrantes de grupos tradicionales o gremiales, sino como portadores de derechos reconocidos por el Estado. Esto es obvio en el caso de las credenciales de elector que nos permiten participar en procesos electorales, pero también en casos paradigmáticos que han llegado a la Corte en los cuales se reconoce el derecho a exigir el reconocimiento de derechos civiles ante la autoridad.

Sin embargo, ciertos momentos y eventos dejan ver el surgimiento de una forma más potente de ciudadanización. Una en la que esos derechos reconocidos por igual no sólo se ejercen cada tres años o de forma reactiva, sino como parte del sistema democrático de contrapesos. Es decir, la ciudadanía no sólo como una condición pasiva, sino como conjunto de instrumentos activos.

Entonces, ¿dónde reside el poder? Reside, sí, en las instituciones de los gobiernos, pero también en la ciudadanía como institución dispersa que se puede activar como contrapeso a quienes gobiernan. Ciudadan@s que vigilan, denuncian y evalúan. No resisten al poder (no se rinden), sino que lo invaden, lo ejercen, lo toman por sorpresa. Quienes ocupan posiciones de responsabilidad pública tendrán que saber eso. Que no podrán esconderse entre colegas que los solapen, que el poder vigilante que normalmente se atribuye a las agencias de gobierno, desde la ciudadanía, se puede ejercer en sentido contrario. El ojo del “Gran Hermano” no es exclusivo a los gobiernos, puede ser un instrumento de la ciudadanía como contrapeso frente a quienes gobiernan.

La idea de la ciudadanía como contrapeso invoca muchas preguntas, entre ellas ¿y eso cómo se construye? La vigilancia desde la ciudadanía es un estado de alerta intermitente en cada ciudadano, pero permanente en el agregado de iniciativas individuales. Por esa razón las grandes movilizaciones como instrumento prediseñado de presión y protesta suelen gastar más energía que los resultados que logran. En esos mares de gente, el número gana a los argumentos y la “vigilancia” se pierde en el movimiento mismo.

Hay otros métodos, unos que se van probando en ciertas discusiones, y otros que falta poner a prueba. Las campañas #internetnecesario y ¡Ya Bájenle! son una muestra de lo que se puede hacer desde la colectividad pero reconociendo a los individuos. Esto no significa renunciar a las manifestaciones públicas, sino pluralizarlas y generalizarlas. Manifestaciones que pueden tener pequeños pero consistentes éxitos si logran contar nuevas historias que hagan visible algo antes invisible y convencer y sumar simpatizantes que quieran ser parte de esas historias.

Las manifestaciones que sólo pretenden autoafirmarse no suelen llegar muy lejos, por eso si hay ciudadn@s que quieren ser un contrapeso no pueden serlo sólo en referencia a sí mismos, tienen que serlo al ejercer el poder mientras lo enfrentan.

Activista político

Written by albertoserdan

3 diciembre 2009 at 16:22